jueves, 13 de diciembre de 2007

Donde la Navidad se siente y se respira...




Foto: Cortesía de Kareta

Parece que fuera Marzo, Septiembre o Julio, o que yo no salgo mucho del este de la ciudad, que realmente no siento el olor a Navidad. Debe ser que he pasado demasiado tiempo en la capital del país, esta ciudad de locos donde hasta a los mismos citadinos les cuesta habituarse a vivir en ella todos los días, a abrir los ojos cada mañana en este infierno de cornetas, colas y sirenas de ambulancias. No, aquí no me huele la Navidad.

Desde que me mudé de mi pueblito, como cariñosamente le digo a mi bella Barquisimeto, me siento aludida, casi sin darme cuenta, por los comentarios que hagan otros blogueros sobre mi ciudad. Y no le llamo pueblo por denigrarlo o por ser despectiva, sino porque en cada calle la época decembrina se siente, y también se respira como si una mano divina reinventara el aire.

Me parece mentira cómo extraño los adornitos de Navidad en plena avenida Venezuela, el trencito festivo de la Redoma del Sol o la expectativa que produce la cercanía de la Divina Pastora. Me parece mentira cuánto extraño las parrandas callejeras con gaitas y villancicos, los juguetes y el concurso de pesebres, y ver cuántos muchachitos se cuelgan de una pared de escalada, o hacen sus maniobras del flatland mil veces ensayado.

Pues sí, en mi pueblito la Navidad se huele. Es misas de aguinaldo y hallacas en leña. Es uvas criollas y lucecitas en las ventanas. Es coro de niños que cantan a los pesebres del vecindario. Es chocolate caliente y galletas cuando el Niño Jesús "se pierde". Es fosforitos y Guaco el 31. Es que la Navidad nos está pasando y nosotros vivimos en ella y con ella.

Por eso, cuando regrese a mi pueblo y a mi calle, cuando me baje del autobús en pleno centro, cuando abra la puerta de mi casa y vea mi arbolito, respiraré profundo, llenaré mis pulmones con el aroma de la gente que nunca cambia, suspiraré y luego entenderé cómo las pequeñas cosas nos llenan de vida y nos hacen ser quien somos. Y entonces respiraré la Navidad.

miércoles, 5 de diciembre de 2007

Van Gogh se queda sin oreja... ¡Otra vez!



Advertencia: Este post está escrito de forma personalísima, como una expresión totalmente parcial sobre un tema en específico. Si está buscando un artículo totalmente objetivo e informativo sobre este asunto, se encuentra en el lugar equivocado.

Pasé mucho rato pensando cómo iba a empezar este post. Es que el domingo recibí una noticia terrible, para mí que soy fanática de este grupo español. Sí, La Oreja de Van Gogh se separa.

¿Cómo pasó, por qué? Fueron las primeras preguntas que pasaron por mi mente. Busqué como quien tiene un vicio, sin control, alguna respuesta en la Web. Encontré comunicados de Amaia Montero, ahora ex - vocalista de la banda, y del resto de sus integrantes, Álvaro, Pablo Xabi y Haritz, quienes piensan seguir siendo LODVG.

Por momentos pensé que se trataba de algún rumor, que pronto alguien desmentiría lo sucedido. Pero no fue así. Juro que nunca había odiado tanto los blogs como hasta ahora, incluyendo el mío por ser transmisor de malas noticias, como quien lleva una letra escarlata y siempre estará signado por las tragedias del mundo. Dramático, pero cierto.

Como el broche de oro, la guinda de la torta, la gota que derrama el vaso o algo sumamente determinante en mi vida, me entero que el anuncio de la separación de la banda fue posteado en su blog oficial. ¡Un blog de la oreja! Es que hasta alguien con menos de 4 dedos de frente hubiese pensado en esa opción de comunicación del grupo con sus fans, menos yo. Cabe destacar que el blog acaba de cumplir un año y yo apenas me estoy enterando... ¡Qué forma de apagar las velitas!

En el blog oficial de LODVG, presencié la realidad de frente. Álvaro, el oreja pendiente de la comunicación digital y la interactividad con los fanáticos era el encargado de "alimentar" la página, con todos los detalles de las giras y conciertos alrededor del mundo. La banda llamó a la noticia "Un post no deseado". Claro, ni por ellos ni por nosotros. El impacto era de esperarse, y en menos de 15 días los seguidores han hecho casi 2000 comentarios, pidiendo explicaciones y nuevas noticias a los chicos. (Me incluyo entre los fanáticos desesperados porque esto sea sólo un mal sueño).

Resulta que La Oreja de Van Gogh, después de 11 años de regalarnos su música, sus composiciones y momentos valiosos con cada una de sus letras han decidido que este es el final del camino. Gracias a Dios tuve la oportunidad de verlos en vivo en el lanzamiento de Movistar en Venezuela, en el primer Concierto "M" en el 2005. Impecable, espectacular, sencillamente hermoso. Por ello la gran tristeza y el impacto con esta mala hora que anuncia el fin de una trayectoria de satisfacciones y aciertos musicales.

Los periódicos amarillistas de España y el mundo entero han reseñado que la separación se debe a problemas entre Amaia y Pablo Benegas, el guitarrista de La oreja. Simplemente me cuesta creerlo. A pesar de el muy comentado egocentrismo de la solista, no creo que eso sea razón suficiente para dejar a los chicos a un lado. En fin, se ha dicho incluso que Paulina Rubio será la nueva vocalista. Ahí es cuando yo digo que los directivos de Sony BMG están en drogas. ¿Alguien me puede explicar cómo se compara Amaia con Pau, que no sea en otra cosa que en ser homo sapiens y del sexo femenino?

El sentimiento es generalizado. Amaia le daba color a este grupo de San Sebastián, era la digna representación femenina entre tantos guapos. Para mí no será lo mismo si deciden buscar a otra solista, sólo queda esperar una gira de reencuentro, como las que están de moda con The Police y Soda Estéreo. No era como esperaba volver a verlos, pero la llama de una velita hace luz en esta noticia tan gris. Y sigo aferrada a mi luto. ¡Déjenme ser, por favor! ¡Es muy pronto, no lo he superado!

Hoy le dedico este post a quienes siempre serán mis orejas. Porque ¡cómo cuesta que algo me impresione de verdad, de corazón! Y claro que Vincent Van Gogh de no haber perdido la suya, también la necesitaría para deleitarse con la música de los donostiarras. Es un verdadero luto para los que seguimos a LODVG por este camino que ahora nos parece sólo un destello.

Y porque cada canción de LODVG me remite inevitablemente a un recuerdo, me lleva a un momento, me regresa a vivencias de otros tiempos, con sus protagonistas, colores y sabores. Cada letra me daba esperanza, alegría, rechazo o tristeza, o simplemente la rodaba en el CD hasta memorizarla, y cantaba la melodía a veces sin entenderla. Para ellos, que siempre lograron una emoción en mí y en nosotros, los que todavía vemos el mundo como en el mágico Viaje de Copperpot.